Cali de calidez
No se hizo esperar. Enseguida sentí que me recibió con los brazos abiertos. Su movida cultural y la salsa sonando en cada esquina ni se compara con la experiencia que viví en casa de Adriana y Fabio.
Me crucé con "El Patio" y ni siquiera una frase completé cuando Adriana decidió ayudarme bajando el precio de la habitación. Crucé la puerta y me sentí en casa. Tanto, que no quise salir. Me quedé. Y más de lo que pensaba.
Sentir el calor de familia en un hostel fue casi tan buena experiencia como mi primer voluntariado. Me lo ofrecieron y acepté con gusto. Fue el primer paso de mi nuevo camino y no podría haber sido mejor.
La mente de esa artista, exprofesora, se reflejaba en sus acciones. Y aprendí. Supe que las energías se contagian y las buenas acciones también. Entendí que no hay nada más lindo que compartir buenos momentos y conocer gente nueva. Conocí su historia y con eso también aprendí.
Creo que a veces elegimos un lugar por nuestras vivencias y no tanto por el paisaje. Creo que prácticamente no conocí Cali pero en mi corazón me llevé su calidez.
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